Es más coherente, a todas luces, gastar energías y medios económicos en alentar la coherencia, la honestidad, la búsqueda crítica de la verdad que se desconoce o de la que se sospecha.
Por P. Jesús Alfaro. 28 febrero, 2022. Publicado en El Tiempo, el 20 de febrero de 2022.Por ser como es, todo hombre y en todo tiempo ha reconocido que ama y busca la verdad. Como no es una tarea fácil, con frecuencia ese postulado no se cumple cabalmente por malentendidos o por intenciones menos rectas.
Cuando las personas reconocen que la verdad no les pertenece, sino que la adquieren con el esfuerzo de la inteligencia y, en otro ámbito, con el concurso de un donante (Dios, en quien se cree y se reconoce como la Verdad), matizan su apreciación entendiendo que buscar la verdad es acercarse a Aquel que es la Verdad y que, en el ámbito de la naturaleza, lo oportuno es conseguir que la razón acceda a dialogar con la fe.
Puestas las cosas en esa dirección, lo razonable es que el esfuerzo recaiga en la positiva acción de encontrar la verdad, indagar sobre ella, gastarse en el ejercicio de esa búsqueda. Sin embargo, en los últimos tiempos asistimos al empeño de desacreditar la falsedad e incluso gastar medios económicos en encontrarla y censurarla. En realidad, la falsedad se denigra a sí misma y al final es desenmascarada. Pero, la cultura contemporánea ha decidido ir detrás de esas falsedades, como si se tratara de un objetivo de primera necesidad: eliminar las fake news.
Es más coherente, a todas luces, gastar energías y medios económicos en alentar la coherencia, la honestidad, la búsqueda crítica de la verdad que se desconoce o de la que se sospecha: enseñar a pensar y mostrar los caminos por los que se sale al encuentro de las evidencias.
Cuando los medios de comunicación olvidan este postulado corren el peligro de realizar su tarea sin ética, olvidando que su fin es buscar la información verídica, analizarla, dejarse interpelar por los destinatarios de la información, facilitándoles el juicio crítico. Los equivocados, además de silenciar la información verídica, impiden que otros duden o cuestionen; que analicen por cuenta propia. De este modo, realizan una tarea equivocada de raíz: nadie detenta la posesión de la verdad. O búsqueda implacable de la verdad, o creación de fake news, también del que debe informar con acierto.
Sospecho que el mal de fondo es que nadie compromete su fe en esa búsqueda, como si la realidad no tuviera que ver con la Verdad; o la fe que se profesa no debiera influir en el conocimiento de la realidad. El que informa, si tiene fe, debe entregar toda la verdad que conoce, sin mediatizarla; el que es informado debe trabajar selectivamente en el proceso de recibir esa información, para ser capaz de procesarla, cuestionarla y llegar a la verdad, evitando el exceso de contenidos.
Informar e informarse son partes del mismo proceso de búsqueda de la verdad.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.